viernes, 17 de diciembre de 2010
Brazil
Es un país tan intenso, de colores, de olores, de canciones y alegría que no tuve tiempo de contar nada pero si de vivir mucho... Ya me instale en Salvador de Bahia... acá mismo me voy a quedar un par de meses por lo menos... y eso dará tiempo para que todas esas sensaciones vayan bajando, para que empiece a compartir una parte de esta experiencia... por lo pronto comparto fotos, dicen que una imagen vale mas que mil palabras....
"Somos una marea de gente
todos diferentes
remando al mismo compás..."
jueves, 11 de noviembre de 2010
Un tentempié por los Botecos…
A mi parecer una de las cosas mas simpáticas de conocer lugares es sorprender al paladar con sabores nuevos, combinaciones desconocidas, o condimentadas con especies exóticas… hasta ahora pude apreciar que los platos en Brasil siempre son por demás abundantes, en cantidades que rebalsan el plato, usualmente decorado con arroz y feijao, y que con una comida al día se esta pipón. En Sao Paulo experimente algunas de sus comidas al paso, o de rua, como las variedades con el choclo y sus múltiples formas (milho dulce cremoso con leche condensada o salado con manteca); los salgados, que son como empanadas con una masa gruesa de harina con rellenos de presunto y queijo, frango o carne; el sanduiche griego, como un shawarma árabe pero en pan francés; variedades de x-saladas (hamburguesas) y hot dogs…
No hay nada que genere más incertidumbre como pedir un plato desconocido, orientado por el que atiende o la persona que está acompañando, quienes procuran explicar algo correspondiente al sentido del gusto y el olfato con palabras. Por eso uno tiene que experimentar, así se dice cuando uno prueba algo nuevo en estas tierras, y termina escogiendo el plato por el nombre o por su apariencia, chusmeando las mesas vecinas… así es que quería compartir algunos de los platos típicos de las tabernas brasileras, os botecos:
Bolinho de aipim
Cabrito assado
Empada de camarão
Feijoada
File com fritas
Frango appasarinho
Rabada com agria
Risoto de camrao
Sanduiche de carne assada
Sanduiche de pernil
Sopa Leão Velloso
lunes, 8 de noviembre de 2010
Palpitando el carnaval…
Brasil es conocido en el mundo entero por su alegre y colorido carnaval. En los meses de febrero y marzo, miles de personas visitan los sambodromos de las ciudades de Sao Paulo y Rio de Janeiro, donde se lleva a cabo la competencia -desfile de las escolas de samba enredo, mientras que el carnaval de Salvador de Bahía acontece en las calles con los tríos eléctricos y las comparsas de bloco afro y samba reggae. Si bien carnaval tiene una fecha definida, el clima del carnaval en estas ciudades y otras del país empieza muchos meses antes. Muchos dicen que el año empieza después del carnaval, dado los preparativos que giran alrededor del mismo, y que muchas empresas realizan grandes inversiones que solo ven sus réditos gananciales cuando el festejo se lleva a cabo.
A lo largo del año cada escola de samba selecciona primero el tema que va a desarrollar, en torno al mismo se componen una serie de canciones acompañadas por la batería, de las cuales se escoge una que va a ser la que va a competir. Mientras tanto se confeccionan los trajes alegóricos y las carrozas de cada una de las alas de la escola (compuesta por alrededor de diez alas, integradas por 200 y hasta 300 personas); los trajes de las bahianas, que son, algo así, como las madres de la comparsa, y del cuerpo de la batería. Desde octubre empiezan los ensayos, los cuales suelen llevarse a cabo los fines de semana en una calle del barrio donde nació la misma, y dependiendo de la escola la entrada se abona o es gratis. Al ensayo asisten orgullosos seguidores de la escola, luciendo sus camisetas oficiales compradas con anticipación o camisetas de carnavales de años anteriores, gente del barrio que la conoce hace años, y también curiosos que aprovechan para empezar a palpitar el carnaval. La batería es numerosa y potente y hace bailar a todo el que la escuche, y si no es la música la que incita, son las pasistas, las infartantes bailarinas que ensayan con vestidos seductores propios de una fiesta y tacos altísimos un samba frenético y contagioso.
El tema 2011 de Vai Vai, de una de las escolas más conocidas de Sao Paulo, es La Música. Sus trajes tienen referencias alusivas como notas musicales, negras, corcheas y claves de sol, algunos instrumentos de la música clásica como violines y predominancia de colores negros y blancos por las partituras. En su ensayo repartieron la letra del tema para que todos los presentes puedan corear su letra pegadiza, y que durante la competencia el público anime su paso:
Feliz da vida, la vem o Bixiga
Exemplo de comunidade
A Musica Venceu
O dom e luz que vem de Deus
Da emocao Vai-Vai resplandeceu
Dos ceus, em um cortejo divinal
Os deuses da inspiração
Lançam talento a um mortal
O ser abençoado, que hoje brilha neste carnaval
As sinfonias de Bach regeram seu destino
Orgulho brasileiro
Jovem pianista genial
Em ‘preto y branco’ sucesso internacional
Na sua Fe, resistiu
E a dor da adversidade, suplantou
Com muita garra e amor
(com muito amor...)
Assim, na sua forca de superação
Buscou a verdadeira vocação
Um novo incidente o quis derrubar
Mas com maestria se pos a lutar
Por seu ideal
Luz da Ribalta que jamais se apagará
Ao som de ‘Bravos e Aplausos’
A Saracura agora vem cantar
viernes, 5 de noviembre de 2010
Sao Paulo
El día que los muertos caminan…
Llegar a la ciudad de Sao Paulo suele ser estremecedora, debido, a mi parecer, a un conjunto de factores entrelazados, entre ellos el hecho que esta babilonia moderna es la ciudad más grande de Brasil y de América Latina, que con una población cercana a los veinte millones de habitantes se ubica en la séptima ciudad más grande del mundo, donde alrededor setenta nacionalidades residen permanentemente. Es por eso que todo en esta ciudad es ‘grande’, y uno se siente pequeño como Freder en la Metrópolis imaginada Fritz Lang. Por empezar tiene cuatro aeropuertos y su aeropuerto principal, Garulhos, es inmenso, tanto es así que para hacer trasbordo de aviones recomiendan una hora y media para poder alcanzar el segundo vuelo. Desde el último piso de uno de los edificios más altos de la ciudad, la Torre do Banespa (también conocida como el Edificio Altino Arantes) puede apreciarse su inmensidad de concreto y antenas, y aunque el día este despejado en el horizonte solo se ven más edificaciones y más, y más, y más… Los puestos de información turística te proveen de por lo menos tres mapas, porque no tienen uno que abarque su inmensidad y toda la información, uno es del centro y los alrededores con los destacados, pero con calles diminutas sin nombre; otro un poco más de cerca que abarca el centro histórico y sus principales puntos turísticos, y otro que tiene destacados de las zonas lindantes del centro, este, oeste, norte y sur. Su agitado movimiento diario y nocturno, cultural, económico – financiero, le valió que los brasileros la conozcan como ‘la ciudad que no puede parar’. Todo en esta ciudad es grande, y eso asusta.
La fecha de mi llegada, el día 2 de noviembre, le adicionó un condimento estremecedor inigualable a la urbe. Ese día se conmemora el día de los muertos (o de los finados, como aquí se la conoce) y es feriado nacional, por tanto era un día poco habitual en el centro de la ciudad. Las calles no estaban atestadas de gente que iba o volvía de su trabajo, había pocos colectivos realizando el recorrido, no había muchos autos circulando y hasta se encontraba lugar para estacionar, lo cual es casi un milagro durante semanas. Pero en medio de toda esa quietud había algo llamativo. De tanto en tanto emergía un transeúnte con manchas rojas en la ropa, o con prendas desgarradas, o con maquillaje de ojeras, o que arrastraba cadenas, o que portaba cuchillos. Cada vez eran más, y sus disfraces mas producidos y escalofriantes. Hasta que los vi, desde lo alto de la avenida Sao Joao pude ver la marea de zombies caminando por las calles, y me zambullí en ella.
La ‘zombie walk’ se efectúa en Sao Paulo desde el 2006, es una caminata multitudinaria donde se asiste con algún tipo de disfraz o maquillaje alusivo. Tuvo su origen en la ciudad de Sacramento, California, en el 2001, donde asistieron fanáticos de películas de terror que marcaron este evento para poder reunirse y recorrer la ciudad disfrazados dándose visibilidad. A lo largo de la década, con la popularidad de las películas de zombies, las zombie walk se han extendido en muchas direcciones y han ampliando su concurrencia. En Sao Paulo es un evento abierto a todo el que quiera participar, con la condición sine qua non de tener alguna prenda alusiva, acuerdan un punto de salida y uno de llegada, así el que asiste puede perderse entre los miles de zombies que recorren la ciudad hasta el punto final donde algunas bandas de estilo gótico también disfrazadas se hacen escuchar.
Si bien no tienen un propósito explicito para su manifestación, encontré interesante que en blog donde publican fotos e información de las zombie walk de Sao Paulo, la primera imagen que aparece sea la de la escultura de Oscar Niemeyer, la Mano Ensangrentada, localizada en el Memorial de América Latina y que simboliza la lucha de los pueblos de América, en la placa de obra se lee “Suor, sangue e pobreza marcaram a história desta América Latina tão desarticulada e oprimida. Agora urge reajustá-la num monobloco intocável, capaz de fazê-la independente e feliz” y ese es el lema con que estos zombies caminan…
lunes, 18 de octubre de 2010
Las yungas, el impenetrable turístico
El extremo este de la provincia son las llamadas yungas jujeñas, a donde accedemos saliendo de San Salvador por la ruta 66. Llegando a San Pedro ya cambia el paisaje y nos adentramos en la zona selvática, más húmeda, más verde, más colorida, más calurosa. Calilegua es una pequeña localidad a 111km de la capital provincial, que se encuentra próxima a la entrada al Parque Nacional homónimo. Para llegar al mismo hay que empalmar con la ruta 83, es preciso estar motorizado, si no es con vehículo propio con remises que recorran los 8km que separan la entrada del parque de la ruta, o levantarse temprano e irse a la terminal de la localidad de Libertador Gral. San Martin, desde donde salen unos colectivos a las ocho de la mañana que van hacia la localidad de San Francisco y recorren los más de veinte kilómetros de ruta consolidada que atraviesan el parque desde el extremo este al noroeste.
Una vez que se cruza el cartel de madera que da la cálida bienvenida al predio se encuentra la primer central de guardaparques, Aguas Negras, donde te informan sobre el área de uso público, que es el que corresponde al trazado de la ruta provincial 83, sobre la cual se encuentran las distintas propuestas de recorridos: ocho senderos caminables, con diferentes grados de intensidad y dificultad; circuitos para bicicletas; miradores y lugares para camping. También te aprovisionan de folletería sobre las especies arbóreas, identificadas numéricamente, y una guía práctica para reconocer huellas de algunas de las especies que habitan el lugar (coatí, corzuela colorada, zorro de monte, mayuato, lobito de rio, carpincho, tapir, pecarí de collar, hurón mayor, gato montés, agutí y yaguareté).
El parque protege más de 76.300ha de selva de montaña, distribuidos en distintas zonas identificadas: selva pedemontana, selva montana, bosque montano y pastizal de neblina, diferenciados por las variaciones en altitud (el gradiente de altitud es de 500 a 3600mt sobre el nivel del mar), de pendiente, de suelos y de exposición de laderas. Por eso en esta extensión se albergan especies de flora y fauna variadas acorde a las diferentes regiones, ocupando el segundo lugar en biodiversidad del país.
La visita a este lugar fue una aventura desde la entrada, afortunadamente mi experiencia fue con la compañía de uno de los guardaparques, por lo tanto tenía un guía personalizado que me transmitía todo cuanto podía de la variedad y la riqueza del lugar. Muy importante es llegar al parque con un baño previo en repelente de insectos, ya que los mosquitos y los jejenes tienen un dominio total en este lugar. De acuerdo al tiempo y estado físico pueden elegirse los senderos a recorrer, cuando uno se adentra en alguno de ellos se siente un explorador en tierras vírgenes, esquivando lianas, reconociendo huellas, rodeado con sonidos de pájaros y del viento que mece ramas, procurando ser sigiloso con pisada cauta como Oxossi, el orixa que simboliza al cazador sigiloso para que la presa no se alerte, para que las aves no se espanten. En mi primer recorrido el guardaparque me abría el camino con un machete, porque día a día las lianas y las ramas quieren borrar los caminos nuevamente, por eso ellos tienen que abrirlos nuevamente. El sendero guaraní no requiere exigencia física, dado que la finalidad es permitir un vistazo general de esta comunidad que se alberga en la región, de sus costumbres, sus ritos y sus hogares. En el otro extremo, el sendero Tataupa es uno de los de mayor dificultad, cinco horas de recorrido, y como no podía distraer al protector del parque tanto tiempo realice el circuito sola. Este se inicia con una pendiente pronunciada, que nos permite experimentar la transición de la selva pedemontana a la montana, luego una posterior bajada hasta el rio con una alerta sobre la presencia de yaguaretés y pumas en la región y qué hacer frente a un encuentro de este tipo, algo poco frecuente después me informaron, pero el cartel le sumo una dosis de adrenalina nada despreciable, sobre todo porque en el recorrido por el lecho del rio al lado de mi pisada había una huella felina que no podía identificar, aun hoy mi memoria me falla, quizás por su tamaño era la de un gato montés pero para mí era la de un puma, por lo tanto me repetí varias veces las recomendaciones de qué hacer si nos encontrábamos con el manchado felino.
De acuerdo con la tradición de promocionar poco los atractivos de la provincia que están por fuera de la Quebrada de Humahuaca, el parque no se encuentra entre los imperdibles de un viaje a la región, pero sin dudarlo, para mí es un paso obligado para admirar y maravillarse. Al evocar la provincia de Jujuy vienen a la mente los cerros coloridos, el clima seco y el sonido de quenas y zamponas, pero después de conocer las yungas uno se sorprende aun más que a pocos kilómetros de distancia se encuentre una selva amazónica, con arboles titánicos, con clima húmedo y caliente, muy distante de los colores tierra de la otra parte, donde son colores vivos e intensos y donde sus cantos y danzas son festivas y risueñas.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Iruya - Salta
El trayecto en el colectivo que sale de Humahuaca con destino a Iruya es largo y sinuoso, más de uno se descompone cuando en el cruce de la provincia de Jujuy a Salta la altura es de 4000 mt. sobre el nivel del mar. Sin embargo todos los que no son de estas tierras están (estamos) desafiando el calor y el cansancio con la nariz en las ventanas polvorientas intentando retratar con la cámara una parte de ese paisaje indescriptible. La entrada a este pueblo perdido en las montañas es mágica, como el mismo pueblo, existe un halo misterioso, como si un velo de piedras de colores se abriera y permitiera ver entre sus quebradas las casitas de adobe y las fincas.
En los diez años que lleva abierta al turismo Iruya creció mucho, sus casas se multiplicaron y extendieron bastante, todos los días llegan micros con turistas, en el verano dicen que alrededor de catorce micros llenos diarios, en el resto del año cuatro al día casi llenos y casi vacios. Sin embargo conserva su privacidad y su identidad, dado que su acceso es complicado y muchos pasan el dia optando por dormir en Humahuaca.
El oficio de caminar…
En mi estadía conocí distintas historias de los que habitan por aquí y cuya tarea del día a veces consiste en caminar por largas jornadas por senderos empinados, no por placer sino por necesidad: había una chica (una de las tantas) que se despertaba a las cinco de la mañana para emprender una caminata desde un pueblito cercano, Casa Grande, cuesta abajo tres horas acompañada por un par de mulas hasta Iruya para aprovisionarse, cargar y emprender la vuelta cuesta arriba y que la bravura del sol del mediodía no sea inclemente con su andar. San Isidro es una bella aldea a ocho kilómetros de distancia que mantienen un intercambio continuo con su vecina localidad, y son varios los que día tras día recorren esa distancia por el lecho del rio cuando es temporada seca, y por las montanas cuando el otro camino ha sido borrado. Una madrugada acompañé en parte de su recorrido de retorno a una mujer de Matancillos, que queda a doce horas de camino de Iruya por el lecho del rio, entre piedras y esquivando el rio (y cuando es inevitable, varias veces en el trayecto, sumergirse en él afianzando la pisada para que la fuerte corriente no haga que todo uno se zambulla) para llegar a Iruya, capital departamental, aprovisionarse, pasar la noche, y emprender la vuelta al día siguiente…
La municipalidad hace caminos todos los años, es que el rio crece mucho en la temporada de lluvias y es imposible transitar por allí, cuando baja con camiones deben hacer el camino que une los pueblos. Pero actualmente la Municipalidad solo hace el camino hasta Las Higueras y aquellos que viven mas abajo tienen que caminar… bastante…
Me contaban que la Municipalidad desconfiaba que los camiones pudieran abrir esos caminos sin romperse, y para demostrar que se podía los paisanos a pico y pala dieron el primer paso, sin salario que cobrar, solo las comidas que les daban fuerza, agua y el tradicional coqueo desde que amanecía hasta la tarde, y así dejar las huellas para que después las maquinas afianzaran el sendero.
En los diez años que lleva abierta al turismo Iruya creció mucho, sus casas se multiplicaron y extendieron bastante, todos los días llegan micros con turistas, en el verano dicen que alrededor de catorce micros llenos diarios, en el resto del año cuatro al día casi llenos y casi vacios. Sin embargo conserva su privacidad y su identidad, dado que su acceso es complicado y muchos pasan el dia optando por dormir en Humahuaca.
El oficio de caminar…
En mi estadía conocí distintas historias de los que habitan por aquí y cuya tarea del día a veces consiste en caminar por largas jornadas por senderos empinados, no por placer sino por necesidad: había una chica (una de las tantas) que se despertaba a las cinco de la mañana para emprender una caminata desde un pueblito cercano, Casa Grande, cuesta abajo tres horas acompañada por un par de mulas hasta Iruya para aprovisionarse, cargar y emprender la vuelta cuesta arriba y que la bravura del sol del mediodía no sea inclemente con su andar. San Isidro es una bella aldea a ocho kilómetros de distancia que mantienen un intercambio continuo con su vecina localidad, y son varios los que día tras día recorren esa distancia por el lecho del rio cuando es temporada seca, y por las montanas cuando el otro camino ha sido borrado. Una madrugada acompañé en parte de su recorrido de retorno a una mujer de Matancillos, que queda a doce horas de camino de Iruya por el lecho del rio, entre piedras y esquivando el rio (y cuando es inevitable, varias veces en el trayecto, sumergirse en él afianzando la pisada para que la fuerte corriente no haga que todo uno se zambulla) para llegar a Iruya, capital departamental, aprovisionarse, pasar la noche, y emprender la vuelta al día siguiente…
La municipalidad hace caminos todos los años, es que el rio crece mucho en la temporada de lluvias y es imposible transitar por allí, cuando baja con camiones deben hacer el camino que une los pueblos. Pero actualmente la Municipalidad solo hace el camino hasta Las Higueras y aquellos que viven mas abajo tienen que caminar… bastante…
Me contaban que la Municipalidad desconfiaba que los camiones pudieran abrir esos caminos sin romperse, y para demostrar que se podía los paisanos a pico y pala dieron el primer paso, sin salario que cobrar, solo las comidas que les daban fuerza, agua y el tradicional coqueo desde que amanecía hasta la tarde, y así dejar las huellas para que después las maquinas afianzaran el sendero.
viernes, 8 de octubre de 2010
Hasta ahora...
Pensé que para esta altura ya estaría en Brasil, pero uno nunca sabe, y pensar queda en el plano de las ideas y lo que sucede es diferente, vivir no es pensar en vivir es experimentar, tantas cosas pueden pasar y acá sigo, en Formosa ya en el limite con Paraguay, con salir del país, con cruzar la frontera... En estos casi dos meses y medio pasaron muchas cosas, recorrí muchos lugares, conocí mucha gente y aprendí mucho, la ruta, el camping, los hogares, las duchas, las costumbres, las comidas, los condimentos, los bailes, los estilos, las bebidas, los yuyitos, los micros, las tonadas, los mosquitos, el calor, la nieve, la lluvia, el frió, las plantas, las frutas, las delicias en harinas, los encuentros, los amigos, los viajantes, los lugareños, el cariño, los reclamos, las injusticias, la solidaridad, los héroes anónimos, la intensidad, el viajar... La intensidad tambien hace que haya veces que escriba poco, entonces hasta que vuelva a las crónicas de viaje para contar un pantallaso de lo que paso en este tiempo les comparto el mapa de viaje recorrido como viene hasta ahora... y también hay fotos para viajar un poquito por esos mágicos destinos!!
"La diferencia entre soñar y vivir es lo que hacemos para realizar nuestros sueños".
"La diferencia entre soñar y vivir es lo que hacemos para realizar nuestros sueños".
ARGENTINA
Santa Fe: Rosario / Córdoba: Villa Giardino, Capilla del Monte, San Marcos Sierra / Santiago del Estero: Termas de Rio Hondo, Santiago del Estero Madre de Ciudades/ Tucumán: Tafi del Valle, Amaicha del Valle, Ruinas de Quilmes / Catamarca: Santa Maria/ Salta: Cafayate, Cachi, Cnel. Moldes - Dique Cabra Corral, Salta La linda, Iruya, Las Higueras, Tipayoc / Jujuy: San Salvador de Jujuy, Termas de Reyes, Yala, Maimará, Tilcara, Humahuaca, Purmamarca, Salinas Grandes, Libertador – Ledesma, Parque Nacional Calilegua, San Francisco, Valle Grande/ Formosa: Formosa el Imperio del Verde
lunes, 13 de septiembre de 2010
Salta - Cafayate
La estadía en la casa de la familia Saso en Amaicha del Valle había sido tan placentera, llena de cariño y bondad, que era difícil irse. En esos breves, pero intensos, cuatro días hice de esa casita mi hogar, de la familia, mi familia, porque la entrega de afecto era tan profunda y sincera que me hicieron sentir una más… ‘la hermanita que siempre quisimos’ me decían Miguel y Héctor… es así que la partida pensada para horas de la mañana se postergo hasta la tarde… Volvía a la ruta, a conocer a algún paseante, local o turista, que quisiera mi compañía hasta llegar a Cafayate, y el lugar de espera, el Museo Pachamama, trajo hacia allí a dos vascos que recorrían el norte dispuestos a llevarme, Juanan y Enrique. Así emprendía una nueva aventura hacia la provincia de Salta, dejaba atrás la calidez de una familia nacida en estas tierras para compartir ahora con dos personas nacidas del otro lado del océano y con quienes en esos 65km de ruta encontramos muchos puntos en común: motivaciones, gustos, intereses, preocupaciones, deseos, sueños, que nos hicieron reflexionar que aunque nos separaban continentes, contextos, culturas, formaciones diferentes y casi 10 años, eran más las cosas que nos acercaban.
Cafayate es una localidad con mucho movimiento, está muy equipada en cuanto a restaurantes, hospedajes y ferias artesanales, dado que mucha gente se acerca por las numerosas bodegas y por sus circuitos turísticos. Pero no es un movimiento que abruma y la opaca, dado que conserva algo de los pueblos pequeños en sus calles de tierra, los carteles tallados de madera y el hecho que casi no hay edificaciones de más de tres pisos. El destino más promocionado es la Quebrada de Cafayate, que hace unos años se conocía como la Quebrada de las Conchas y así sigue figurando en algunos mapas turísticos, probablemente el pudor hizo que este lugar se rebautizara en alguna folletería, pero más allá de cómo se lo llame es sin lugar a dudas un lugar imperdible. En el recorrido de casi 40km se señalan una serie de lugares para detenerse, pero mas allá de esos hitos para la foto lo que es indescriptible es el camino que los une: la naturaleza caprichosa con las formas que delinea, las superficies rugosas que con solo verlas uno siente que las toca, el cielo diáfano azul profundo que contrasta con la paleta completa de colores de los cerros con que cualquier pintor estaría a gusto de trabajar, el rio que nutre y permite que la flora emerja con toda su plenitud, y todo está allí, sin vallas que impidan el paso y seguirá estando por mucho tiempo… por eso creo que mas allá de sacarse la foto en Los Castillos, Las Ventanas, El Obelisco, El Fraile, El Sapo, lo lindo es perderse por ahí, dejarse penetrar por tanta belleza, dejarse conmover con todos los sentidos, hasta elegir un lugar donde sentarse a observar, en la calma meditativa que el lugar invita. El Anfiteatro y la Garganta del Diablo son los últimos destacados del recorrido y coronan con su magnificencia todo este esplendor, la acústica del anfiteatro permite que el sonido que se emite se escuche claro y potente, alguna vez me dijeron que León Gieco quería tocar en ese lugar, no sé si será verdad, lo cierto es que allí había dos músicos con una quena y un charango que compartían su arte haciendo que sea una experiencia de belleza holística e integral.
Muy cerca de la ciudad, a unos 6 km, se encuentra El Divisadero, cuyo nombre proviene porque permite una visión total del valle y sus alrededores por estar en las alturas. En mi viaje hace unos años había allí un camping algo descuidado, hoy se asienta la Comunidad Diaguita Kallchaqui, que tras un arduo conflicto por recuperar las tierras que eran suyas lograron echar al dueño del camping y establecerse allí resistiendo a las amenazas de desalojo. Son sus tierras y las defienden con sus cuerpos, quieren que se las reconozcan, pero es un proceso largo, mientras tanto ellos esperan. La expansión de la ciudad y los privilegios de este lugar en las alturas amenazaron con la construcción de un hotel 5 estrellas y un viñedo, porque las cepas a más de 2000mt son muy preciadas, y ellos resistieron, porque aquí vivieron sus antepasados, aquí esta su historia y su presente, su identidad. Cuando llegué al Divisadero estaba anocheciendo y conocí a Nahuel, quien integra la comunidad y oficia de guía hacia las cascadas, para que los intrépidos no vayan solos por estos caminos, él se ofreció a acompañarme para mostrarme una parte de este lugar, su lugar. Entre senderos abiertos por la voluntad de Exu penetramos entre los cerros por el curso del rio, con el sol cayendo y las primeras estrellas apareciendo. No pudimos adentrarnos mucho por la hora, pero afirman que entre esas montañas, pasando las cascadas, se guardan muchos secretos, pinturas rupestres, antiguas viviendas y momias… la energía del lugar de percibe en la piel, en el estremecimiento que provoca encontrar una punta de flecha o un mortero en el lugar donde se lo utilizaba y figurarse a quien le dio uso; en que le cuenten que los espíritus (no hablan de almas, porque lo asocian con un término cristiano) habitan esas piedras, el rio, en los cóndores que nos sobrevolaban, en los cerros. En mi paso por la comunidad destaqué el profundo respeto hacia las personas mayores, que tienen muchos inviernos vividos, que conocen a la Pacha y con mirar el cielo auguran cómo será el clima al día siguiente. También me sorprendió la importancia y la valoración de las mujeres, quienes están al lado de sus hombres a la hora de resistir, mujeres de mucha fuerza y personalidad. El día que fui, el 27 de agosto, se hacia una ceremonia a la Luna (que hacia poquito había estado llena), a la que solo asistirían mujeres, en ella se la veneraba en vistas que empezaban las cosechas y es tiempo de fecundidad, porque según me dijeron, en esta época es probable quedar embarazada, porque el cuerpo está débil del invierno y la nueva vida aflora con fuerza.
Así que este es tiempo propicio para que la nueva vida aflore…
jueves, 9 de septiembre de 2010
San SalvadoR de Jujuy
La casa donde estoy en San Salvador de Jujuy invita a la relajación y la escritura, estoy en una terraza soleada en un barrio alejado del centro y en las alturas, Los Perales, lo que ocasiona que los lugareños una vez que llegan a estos sitios refunfuñen a la hora de ‘bajar’ a la ciudad, que en auto está sólo a unos 15 minutos… Es sorprendente la cantidad de bellos y apacibles lugares que pueden conocerse en (por decir un numero) 30km a la redonda de San Salvador de Jujuy y casi nadie menciona… aunque deja de asombrarnos cuando contemplamos que en muchos casos ni los mismos jujeños que habitan la capital han visitado alguna vez. Lo que también es cierto es que en Jujuy se difunden poco algunas de sus bellezas naturales, a diferencia de la provincia vecina de Salta, donde todo reservorio con belleza paisajística se promociona con alta voz y en completos paquetes turísticos con guía, porque ‘meterse por ahí’ a recorrer no es estimulado. En la provincia con forma de zapato se distinguen distintas regiones debido, entre otras cosas, a las acentuadas variaciones de altura que oscilan entre los 350 y los 4000 metros sobre el nivel del mar. Estas zonas definen cuatro circuitos turísticos con paisajes, flora y fauna diferentes: la popular Quebrada de Humahuaca, la Puna, las Yungas y los Valles.
Los sitios menos promocionados son los que integran estos últimos, que es lo que llamo el radio alrededor de la capital. En la misma San Salvador hay un lugar que considero imperdible, el Parque Botánico Municipal, es una reserva natural de selva de montaña o yungas, con la particularidad climática de la región llamada nuboselva. Este sendero de tan solo 1 km en subida permite sumergirse en la humedad y la sombra de árboles enormes y lianas enmarañadas (que regalan bocanadas de aire fresco que bajo el sol abrazador y el calor intenso son evocadas alegremente), mientras la melodía de los numerosos pájaros que allí habitan musicalizan el camino que desemboca en, lo que creo que es, el mirador más alto de la ciudad (una plataforma de madera como si fuera el puesto vigía del guarda-parque), que permite una vista panorámica del valle donde se encuentra la ciudad, rodeada de inmensos cerros donde crecen las densas yungas.
Hay un lugar cuyo nombre puede sonar pomposo pero definitivamente le hace honor a su esplendor, las Termas de Reyes. Quedan a casi 20km al oeste de la ciudad, el día que fuimos la tormenta Santa Rosa todavía acechaba la región, por tanto el camino lo recorrimos en medio de una densa neblina… al llegar a destino me preocupé por las altas probabilidades de enfermarme, dado que la pileta de aguas termales es al aire libre y entre la llovizna y el frio no parecía un plan inteligente… Fue una experiencia inolvidable, el vapor del agua evaporada se confundía con la neblina y no se veía absolutamente nada, sabíamos que hacia frio pero nuestros cuerpos estaban muy a gusto en el calor del agua, estábamos sumergidas en un limbo de tensiones aparentemente insalvables… y así nos quedamos como tres horas. Hasta que cayendo la noche, un viento de esos renovadores bajo el influjo de Iansá barrió la nube estacionada y ante nuestros ojos aparecieron los imponentes cerros verdes y selváticos que nos rodeaban. Todo había cambiado, o todo estaba igual solo que el velo que lo cubría se había corrido, pero a mí este lugar me había cambiado. El paisaje hasta llegar allí es una incógnita, porque a la ida la neblina y a la vuelta la noche impedían contemplarlo, quizás sea un buen motivo para volver…
Existe un pueblo cercano que llaman ‘ciudad de diques’, El Carmen. El camino por el cauce del rio me pareció encantador, si bien el lecho del mismo era muy superior al delgado hilo de agua que corría por ser una estación seca. Pasamos por el dique Los Alisos y luego visitamos los diques La ciénaga y Las maderas. Son lugares de recreo y de buena pesca, espejos de agua rodeados de cerros para descansar por las tardes bajo alguna sombra o degustar un plato de pejerrey. El paisaje es una postal, pero a mi parecer de esas postales estáticas y detenidas en el tiempo, hay algo con las aguas que no circulan que me genera una sensación de estancamiento, como si ponerle una barrera al fluir del rio de alguna manera se me presentara como una barrera para avanzar, para caminar… por eso prefiero los ríos y el mar a los lagos y sobre todo a los diques, cuya artificialidad refuerza este no dejar fluir…
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Dique Cabra Corral - Salta
La diversidad paisajística de esta región es asombrosa: montañas, ríos, desiertos y selvas separados por cortas distancias, también sorprende la amplitud térmica, con días de mucho calor donde el sol quema y noches frías donde los huesos duelen… y encuentro este variado panorama como correlato a las múltiples sensaciones que uno puede experimentar en un breve período de tiempo como son 24horas. La mañana que nos fuimos de Cachi recorrimos el Parque Nacional Los Cardones, el Valle Encantado y la Cuesta del Obispo y así quedaba atrás un lugar de ensueños como salido de un cuento infantil. Mi decisión de ir al dique Cabra Corral implicaba que en El Carril nos separábamos con Enrique y Juanan, los vascos con quienes había compartido mucho en muy poco tiempo y la despedida tenía una nota nostálgica y melancólica. La localidad más cercana al dique es Coronel Moldes, desde donde salen unos colectivos con poca frecuencia horaria. Mientras lo esperaba unos pescadores se ofrecieron a alcanzarme hasta allá y como el colectivo iba a llegar recién al atardecer me fui con ellos. Era un lunes y en mi obstinación por conocer el dique no contemplé que es muy visitado los fines de semana y durante el correr de la semana es poco frecuentado turísticamente, tanto es así que casi todos los lugares para parar están cerrados y por tanto el camping/hostel que había elegido para descansar estaba desierto. Atardecía y la soledad del lugar me invadía, no era una soledad agradable y apacible, sino que era de esos silencios que ocultan para no decir. Había algo en el lugar que me ponía intranquila, la magnificencia del dique era deslumbrante, verdaderamente es un enorme espejo de agua rodeado de montañas, donde hay muchos chalets y casas esplendorosas de veraneo, con sus puertos privados, sus barcos y lanchas, pero esa suntuosidad me resultaba chocante habiendo conocido la precariedad de los pueblos de los alrededores. De hecho los pescadores me llevaban en un Renault 12 algo destartalado y en eso nos pasa un BMW coupé descapotable, me sentía en Miami y estaba en Salta, todo era raro… El cuidador del lugar se apiadó de mi desolación y me guió a la casa de una familia de lugareños donde podría pasar esa noche para decidir con la luz de la mañana qué hacer… Era una familia agradable y de pocas palabras, así que me quede en el galpón algo abandonado que me ofrecieron secretamente (porque no era de ellos), decantando todo lo vivido durante el día y procurando ahuyentar una enorme araña que era la propietaria de ese lugar. Por la mañana camine por este extraño destino hasta llegar al puente desde donde se promocionan los saltos al vacio, bungee jumping, una experiencia adrenalínica de caída libre de 20 metros que no me entusiasma en absoluto. Averigüé que el dique se había construido en 1974, y contemplé sus aguas profundas, quietas, mansas y silenciosas, algo de eso turbio que me alteraba se iba dilucidando… hay un silencio estremecedor, este dique guarda parte de esa historia negra que se vivió en el país, vio cosas que era mejor no mencionar, que nadie veía o que nadie quería ver… Armé la mochila y decidí irme de ahí, en eso encontré unos hombres que trabajaban en el alumbrado que iban al pueblo y bajé con ellos, cuando empezó la conversación de presentación uno me preguntó “te dejaron dormir anoche?”, “quiénes?”, “las almas en pena” me respondió y se me puso la piel de gallina… me contó que él no dormía nunca en el dique, porque algunos de sus compañeros habían sido perturbados por las noches por hombres que por penas de amor encuentran una drástica solución a sus problemas en esas aguas. Creer o reventar, pero evidentemente eso que me dejaba intranquila al llegar altera a varios… así que me fui a Salta, donde me esperaban otro tipo de sorpresas…
sábado, 4 de septiembre de 2010
Diversidades Encontradas
Santiago del Estero
“Cuando atravesemos la frontera de Córdoba vamos a caer que estamos de viaje”, y así fue nomas… dejar cierta familiaridad de paisajes provoco que mi cuerpo experimente y sienta que ese viaje tan anhelado había comenzado… Quizás por eso empiezo el relato del viaje desde aquí, salteando la estadía en la cercana Rosario, en la nevada Villa Giardino y en Capilla del Monte. El cambio de lo que veíamos desde las ventanas del Dacia era notorio, adiós al monte cordobés y bienvenida la sequia y la aridez santiagueña, ese calor seco que la piel siente y los pulmones celebran. La primer parada fue Termas de Rio Hondo, un destino preferencial para la tercera edad por la virtudes de las aguas termales. Por tanto, en el camping donde nos asentamos nos rodeaban el rio dulce y las casas rodantes de los muchos que van a descansar en las piletas calientes y sanadoras. Después de recargar energías, nos dirigimos hacia la capital de la provincia, donde el fin de semana largo del 17 de agosto se celebraba un nuevo natalicio de la abuela Carabajal. La comunidad virtual de Couchsurfing facilito un encuentro maravilloso con Mariano, un santiagueño de lo más simpático y hospitalario y con Itati, quien visitaba la provincia con la firme intensión de bailar chacarera hasta la madrugada. Frecuentamos entonces el barrio de La Banda, guiados por entredichos y presentimientos, porque la enemistad que existe entre santiagueños y bandeños, sumado a una extrema desinformación de los eventos y festejos, provocaba que absolutamente nadie supiera con certeza qué sucedía del otro lado del puente Carretero… Ya en el barrio Los Lagos, gozamos y bailamos algunas de las 40 horas de chacarera continuadas para entrar en el record guiness, de los pasteles y empanas fritas, las tortillas y los bollos, las gigantes ollas con locro (harinas y frituras por demás). Admiramos la heterogeneidad de las parejas, de todas las edades y procedencias, que en esa callecita bajo la inclemencia del sol invernal y rodeados de puesteros de comida, hacían que el polvo del suelo tiñera nuestros cabellos… la sensualidad en la zamba, la coquetería del zarandeo, la hombría y la fogosidad en el zapateo, la pasión para tocar de los músicos, el desgarro de las voces para cantar… Santiago es una ciudad con historia y mucha superstición y quizás verdaderamente aquellos que tocan y bailan con el alma se hayan entregado a la Salamanca…
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